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Falacia del espantapájaros

febrero 12, 2022 Modificado el 12/02/2022 por Idoia G. Munárriz
falacia del espantapajaros

Vamos a descubrir qué dice la falacia del hombre de paja, con ejemplos y cómo podemos evitar caer en ella.

Qué es la falacia del espantapájaros

La falacia del espantapájaros o falacia del hombre de paja (straw man) ocurre en una discusión, cuando se tergiversa la postura del contrario, para rebatirla más fácilmente. Es decir, es una manipulación del argumento de la persona a la que se quiere confontar, simplificándolo o modificándolo para poder refutarlo.

¿Pero, de dónde viene este concepto? Veamos, un espantapájaros es una versión simplificada y absurda de un ser humano, es decir, es como una versión falsa de una persona. Por eso, se trasalda al ámbito de las ideas y de los conceptos que puede expresar una persona.

De modo, que en el contexto de un debate, de una pugna por el relato o incluso en una simple discusión entre dos personas, en lugar de enfrentarse a su argumento real, algunas personas optan por la manipulación y crean una versión falsa del argumento original, que es más absurda, y por tanto más fácil de contrarrestar. Así, se puede razonar para derribar este nuevo argumento «de paja», mucho más fácilmente que si hubiera que confrontar el verdadero argumento original. Es decir, ¿que sería más fácil luchar contra un guerrero verdadeo o contra uno de paja?

4 Ejemplos de la falacia del espantapájaros

Ilusraremos la falacia del espantapájaros con algunos ejemplos:

  1. Política: un ámbito donde la falacia del espantapájaros es común es definitivamente la política. Supongamos que dos partidos rivales arugmentan sobre el impacto de dar una renta básica a cualquier persona que lo solicite:
    • El partido A argumenta: «esto tendría un coste imposible de asumir por los demás ciudadanos y crearía incentivos perversos para que la gente no trabaje».
    • El partido B contraataca: «¿quieres decir que no te importa que la gente viva en la indigencia y muera de hambre?».
  2. Decisiónes sobre un presupuesto: cuando se trata de debatir sobre el destino de un dinero o de un presupuesto, es posible ver argumentos de tipo falacia del hombre de paja. Por ejemplo,
    • El diputado A dice: «dada la situación económica actual, es necesario aumentar el presupuesto dedicado al emprendimiento y a facilitar la creación de nuevas empresas».
    • El diputado B dice:»estás demostrando que no te importa la educación».
  3. Debates científicos: imaginemos dos personas argumentando sobre la teoría de la evolución, que ciertamente es una posibilidad, pero no deja de ser una hipótesis.
    • Persona A dice: «la teoría de la evolución es una de las hipótesis posibles sobre nuestro origen, aunque realmente no conocemos bien como surgió nuestra especie».
    • Persona B dice: «bueno, estás negando toda la evidencia científica que existe al respecto».
  4. Discusiones con adolescentes: cuando los padres argumentan con sus hijos adolescentes, es fácil encontrar este tipo de manipulaciones, con el objetivo de los jóvenes de conseguir algo de los padres, que estos no quieren darles. Por ejemplo, volver a casa más tarde de la hora establecida porque hay una fiesta:
    • Padre o madre: «esta noche tienes que volvera a casa a las 11 de la noche, como cada viernes, porque son las normas».
    • Hijo: «entonces, ¿tu quieres que todos piensen que soy un idiota?».

Como ves, es común en este tipo de argumentaciones desviar el debate principal para no razonar sobre la idea que realmente importa, derivando la conversación hacia otros temas que no eran la cuestión primordial. En este sentido, la desviación de la idea original es ya una victroria para muchos debatientes.

Al cambiar el tema o modificar el argumento original, se aparta el foco de la cuestión que se estaba discutiendo y se distrae la atención. Si se ha introducido un segundo argumento, es posible que la conversación cambie o al menos, que el oponente deba defenderse sobre algo que realmente no ha dicho y así se descentre.

Puede que pienses que este tipo de manipulación es realmente burda, pero te sorprendería saber cuántas veces caemos en este tipo de engaños, sin darnos cuenta. Por eso, lo mejor es siempre buscar información por tu cuenta, no fiarse de los argumentos de una única parte, analizar todos los datos y mantenerse focalizado. Ten siempre en mente cuál era la idea original, para evitar verte enredado en este tipo de falacia.

Qué son las falacias

Una falacia es un argumento erróneo o una forma de razonar que no es correcta. También se denominan «atajos cognitivos» es decir, son razonamientos que pueden resultar útiles en algunas ocasiones, ya que son simples, y nos ahorran tiempo a la hora de tomar decisiones, por lo que podemos pensar que tienen validez. Sin embargo, a todas luces en situaciones complejas no sirven. Han sido ampliamente estudiadas por autores, como los ganadores del premio nobel Kahneman y Tverski.

En muchas ocasiones las falacias se produen por la ignorancia de las personas, pero a veces son el resultado de actos deliberados de manipulación por motivos políticos, económicos, culturales o de otra índole.

Entonces ¿cómo podemos evitar caer en ellas? Como apuntó el famoso astrofísico Carl Sagan en su libro «El mundo y sus demonios», donde ofrece algunas estrategias para promover un espíritu crítico,:

La clave es conocer las premisas, deducir a través de las inferencias adecuadas, hilar la relación entre las causas y las consecuencias, fomentar el debate y contrastar diversas fuentes de información.

Carl Sagan

Te recomendamos:

  1. Falacia de los costes hundidos.

Bibliografía

  • Amos Tversky & Daniel Kahneman (1981) «The framing of decisions and the psychology of choice», American Association for the advancement of Science.
  • Portillo Fernández, J. (2018). «El uso de falacias en la comunicación absurda.» Logos: Revista de Lingüística, Filosofía y Literatura, consultado el 12 de febrero de 2022.