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Ley de Say

enero 18, 2023 Modificado el 18/01/2023 por Idoia G. Munárriz
ley de say

Qué es la ley de Say

La ley de Say o ley de los mercados es una teoría de economía clásica surgida en el año 1803, que establece que toda oferta crea su propia demanda.

Más concretamente afirma que los ingresos generados por la producción de bienes en el pasado son la fuente de la riqueza actual que soporta la demanda, y permite comprar bienes hoy en día. Por tanto, la economía tiende por si misma hacia el equlibrio entre oferta y demanda, siendo cualquier desajuste tan solo temporal.

Fue enunciada por el economista francés Jean Baptiste Say (1767-1832), quien afirmaba que en el mercado no puede existir un exceso de oferta, puesto que ésta será absorbida por la demanda que la propia oferta crea. La ley de los mercados de Say surgió por primera vez en 1803, al aparecer en el capítulo XV de su obra «Tratado de economía política».

La ley de Say establece que toda venta a su vez produce compras. Es decir, que los ingresos obtenidos por la venta de una producción realizada en el pasado son una fuente de riqueza, que permite que exista demanda en el momento presente. Para poder permitirse comprar algo, una persona primero debe producir y vender, por tanto la fuente última de la demanda es la producción.

La ley de Say afirma que la riqueza proviene de la producción (oferta) y que el mercado es capaz de equilibrarse por si mismo, en contraposición a los mercantilistas, quienes afirmaban que el dinero es la fuente de riqueza y defendían una fuerte intervención del Estado en economía.

Ideas claves

  • En esta teoría clásica se afirma que nuestro poder para adquirir bienes en el presente, por fuerza proviene de una producción y venta realizados en el pasado.
  • La producción es la clave del desarrollo económico, por tanto para tener una economía próspera debe permitirse y fomentarse a los agentes económicos desarrollar libremente su actividad industrial.
  • Los gobiernos no deben fomentar la demanda y el consumo como fuente de prosperidad económica, sino centrarse en permitir la oferta y la producción industrial, y fomentar la inversión y la creación de empresas.
  • Cuanto mayor sea el número de productores y más variedad de bienes se produzcan en una economía, más próspera será ésta.
  • Say afirmaba que los miembros de la sociedad que consumen, pero no producen nada, son un lastre para la economía. Al consumir y no producir nada, se van «comiendo» los recursos de la economía, que otra persona produjo en el pasado.

Ejemplo de la ley de Say

Un ejemplo de la ley de Say ocurre cuando un agricultor que vende naranjas, dedica el dinero que obtiene a comprarse ropa, otros alimentos, muebles o un teléfono. De modo que los beneficios obtenidos al vender su producción se dedicarán a comprar otras cosas. Por tanto, la oferta de naranjas va aparejada de una demanda de ropa, alimentos, y otros bienes. Es decir, la oferta de un bien crea a su vez demanda de otros bienes.

La ley de Say y el pleno empleo

La ley de Say pertenece a la escuela clásica y afirma que la oferta crea su propia demanda. Entre sus implicaciones destacan que el mercado encontrará por si solo el equilibrio entre oferta y demanda agregada, llevando a la economía al nivel de pleno empleo.

Jean Baptiste Say sostiene que el gobierno debe fomentar la oferta, facilitando la producción industrial, sin ponerle trabas, pero sin intervenir directamente, defendiendo una política de «laissez-faire».

Por qué Keynes critica la ley de Say

El economista John Maynard Keynes, en su libro «Teoría General» de 1936, critica la ley de los mercados de Say, afirmando que estas enseñanzas son incorrectas y no se corresponden con la realidad. Concluyó que la Gran Depresión de 1929 había demostrado que la ley de Say no se cumple a nivel empírico, ya que durante la crisis se había producido un exceso de oferta que la demanda no podía absorber. Por tanto, según Keynes, en determinadas ocasiones, el mercado no es capaz de volver al equilibrio por si solo.

En realidad fue el propio Keynes quien simplificó la ley de Say reduciéndola al famoso «la oferta crea su propia demanda», cosa que Say nunca afirmó, ni tampoco habló de magnitudes agregadas. De modo que Keynes modificó parcialmente el enunciado de la ley de Say, para después criticarla en su obra.

Keynes defendía actuaciones de política fiscal expansiva para estimular la demanda en situaciones de fuerte estancamiento puesto que creía que los agentes guardaban dinero durante las crisis y situaciones de trampas de la liquidez, cosa que es totalmente contraria a los postulados de Say, quien defendía la mínima intervención del Gobierno.