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Derivados financieros

agosto 18, 2021 Modificado el 04/12/2021 por Aitor Gª Munárriz
derivados financieros

¿Qué es un derivado financiero?

Los derivados financieros pueden definirse como un instrumento financiero cuyo valor depende (o deriva) de los valores de otras variables subyacentes más básicas.

Muy a menudo las variables subyacentes a los derivados son los precios de activos negociados. Una opción sobre acciones, por ejemplo, es un derivado cuyo valor depende del precio de una acción.Sin embargo, los derivados pueden depender de casi cualquier variable.

¿Cúal es el origen de estos productos financieros?

Los derivados nacen por la necesidad de gestionar el riesgo. No obstante, su utilización va más allá de la simple cobertura. El papel de especuladores e inversores bajistas es esencial en un mercado para que exista liquidez y un adecuado proceso de fijación de precios.

Estas características facilitan que los coberturitas puedan encontrar contrapartida para sus transacciones.

La importancia de los derivados es creciente en las finanzas desde los años 70. Los futuros y las opciones se negocian diaria y activamente en muchas bolsas de todo el mundo. Además, las instituciones financieras y los gestores de carteras utilizan una amplia variedad de contratos de futuro, swaps, opciones y otros derivados en el mercado extrabursátil (conocido por over-the-counter u OTC).

El mercado de derivados es mucho más grande que el mercado de valores cuando se mide en términos de activos subyacentes. El valor de los activos subyacentes en las operaciones de derivados en circulación es varias veces superior al PIB mundial.

Los derivados financieros tiene 4 usos principalmente:

  • Cobertura: Adoptar medidas preventivas que intenten disminuir el grado de exposición al riesgo, bien disminuyendo la probabilidad de que ocurra el suceso no deseado, bien procurando limitar las pérdidas potenciales que se producirían si éste tuviera lugar.
  • Especulación: Asumir riesgos voluntariamente confiando en que se van a cumplir nuestras expectativas. Reflejamos una posición sobre la dirección futura del mercado. En este sentido, los derivados permiten un gran apalancamiento, los costes de operar son muy bajos y no hay trabas a las ventas en corto.
  • Arbitraje: Obtener un beneficio al aprovechar las discrepancias o errores en el precio entre dos mercados o dos activos. Por ejemplo, una operación de arbitraje con futuros consistiría en comprar el activo subyacente a la vez que se vende un contrato de futuros sobre dicho subyacente a un precio superior. Se trata de arbitraje cuando existe una rentabilidad efectiva positiva y cierta, una vez descontados los costes de financiación, como diferencia entre el precio pagado al contado por el activo, capitalizado hasta la fecha de vencimiento del futuro, y el precio acordado en el contrato de futuros y materializado con la venta del activo en dicha fecha de vencimiento.
  • Alternativa: Cambiar la naturaleza de un activo o cambiar la naturaleza de una inversión sin incurrir en los costes de vender una cartera para comprar otra.

¿Cuándo es aconsejable hacer una cobertura?

Generalmente, la cobertura es una operación apropiada cuando una empresa pretende mantener su negocio, minimizando el riesgo de posibles variaciones en los precios de un activo en el futuro. No obstante, no siempre es conveniente realizar coberturas. Por ejemplo, un gestor de una cartera bien diversificada que entra en una cobertura está incrementando el riesgo de base (cobertura imperfecta) y sus competidores no.

Hay que tener en cuenta que, si el valor de la cartera sube, el gestor verá compensados esos beneficios con las pérdidas que sufrirá en su posición en futuros. Esta situación es difícil de explicar a los propietarios de la empresa.

Tipos de Coberturas:

A continuación analizaremos los distintos tipos de coberturas adecuadas en cada escenario:

Coberturas perfectas

Una cobertura perfecta es aquella que elimina completamente el riesgo. No obstante, las coberturas perfectas son raras, por lo que hay que analizar cómo se pueden construir coberturas para que se acerquen lo máximo posible a una cobertura perfecta.

Se trata de aquellas coberturas en las que se toman posiciones cortas en contratos de futuros.

Es apropiada en dos casos principales:

  • Cuando el coberturista posee un activo y espera venderlo en algún momento futuro.
  • Cuando el coberturista no posee el activo ahora, pero sabe que va a ser suyo en el futuro. Por ejemplo, se da en situaciones en las que un exportador va a cobrar en divisas en una fecha futura. Con la cobertura, el exportador se asegura el precio al que convertirá la divisa extranjera en divisa local. Este tipo de cambio será el precio actual al que se entra en el contrato de futuro.

En las coberturas cortas, el riesgo a cubrir es el de caída en el precio del activo subyacente. La cobertura perfecta consiste en vender futuros en una cantidad nominal equivalente al valor de la inversión que desea proteger.

Coberturas Largas:

Son aquellas coberturas en las que se toma una posición larga (compra) en un contrato de futuros. Se utilizan cuando se sabe que se debe comprar el activo subyacente en el futuro y se quiere asegurar su precio, es decir, fijar el precio hoy que se pagará por el activo en una fecha futura.

El riesgo a cubrir es una posible subida del precio del activo subyacente, por lo que se adopta en derivados una posición en la que gana si aumenta el precio.